A pocos días de la Navidad, estamos en ese mes en el que aflora nuestra solidaridad. Participamos en recogidas de alimentos, donaciones de juguetes, etc. Nos sentimos impregnados por los mensajes y sentimientos de generosidad y cercanía humana.
Tenga o no un componente de consumismo, propio de la sociedad en la que vivimos, mi propuesta es que aprovechemos la ola, en la que nos subimos en estas fechas, para reforzar también la solidaridad con nuestros equipos de trabajo.
La solidaridad significa dar sin esperar nada a cambio. Se trata de un valor transversal en un equipo de trabajo. Ser solidario es algo que parte de uno mismo y también es una decisión que genera bienestar individual y ayuda al mejor funcionamiento de los equipos. Cuando somos solidarios son sentimos útiles. Supone entender a los demás y también significa compartir. La solidaridad implica respeto mutuo. Para que surja la solidaridad en los equipos, son necesarios la generosidad y el compromiso.
Los equipos de alto rendimiento se caracterizan, entre otras cosas, por la solidaridad entre sus miembros.
Con estos 4 sencillos pasos, empezaremos a hacer de la solidaridad una verdadera forma de relacionarnos con nuestros compañeros durante todo el año, no sólo en estas fiestas.
“Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos”.
Apuleyo
Alexandra Tapia
Socia de TALENT PROFITS
LinkedIn: in/alexandratapia
Twitter: @alexandratapiac
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Ha llegado diciembre y en estos días de frío y pocas horas de sol, nos vemos inmersos en el jolgorio de las compras, las luces y los buenos deseos de la Navidad. En pocos días, estaremos ya en el mítico 2020 y empezaremos con nuestros nuevos propósitos y retos, tanto personales como profesionales. Todo sigue su curso, todos vamos a gran velocidad, cerrando el año, corriendo y corriendo.
Y no nos paramos a reflexionar, a mirar a nuestro alrededor para entender por qué durante este año ha habido ciertos límites que no hemos conseguido superar.
Hablamos mucho del alto rendimiento y la mayor parte de las dificultades para conseguirlo están en las excusas que todos nos ponemos para dar ese paso más allá, ese salto al vacío que supone atreverse, ese salto al filo de lo imposible, que es el que nos va a dar la diferencia, el que nos va a llevar al siguiente nivel con los nuevos objetivos y retos que nos estamos marcando o que nos marcaremos para 2020.
En los años que llevo trabajando con equipos, acompañándoles en su proceso de evolución hacia el alto rendimiento, habitualmente escucho siempre las mismas excusas para avanzar, son los que llamo los 7 pecados capitales del alto rendimiento.
“Las excusas que tienes hoy se convertirán en tus lamentos de mañana”
Marcos Witt
Alexandra Tapia
Socia de TALENT PROFITS
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Hace unos días, cuando impartía un curso de Liderazgo, hablábamos de la importancia de dar las gracias. Pero dar las gracias de verdad, sintiéndolo de corazón y mostrándole verdadera gratitud al otro. Y uno de los participantes nos contaba que ha trabajado durante más de diez años con el mismo jefe y no recordaba cuál era la última vez que éste le había dado las gracias. De hecho, pensaba que no había habido una primera vez, siquiera. Y el colmo es que, incluso, este jefe solía recordar a sus colaboradores que “es de bien nacidos el ser agradecidos”.
Hay mucha gente que lo tiene todo y no es feliz. Probablemente, porque no están agradecidos por lo que tienen.
En el entorno profesional, nos dejamos llevar por la competitividad. Y parece que estamos abocados a ello, sin remedio, para sobrevivir en este entorno, a veces hostil, que nos ha tocado vivir. Sin embargo, yo estoy convencida de que las personas de éxito son aquellas que desarrollan el hábito de la cooperación. Y cooperación y gratitud suelen ir de la mano.
Tenemos la tendencia a fijarnos en lo que nos falta, en lo que no ha salido bien y nos cuesta fijarnos en los aspectos positivos de nuestro día a día o de las personas que nos rodean. Cuando pronunciamos la palabra “gracias” nos impregnamos de respeto. Sí, porque con nuestra gratitud mostramos respeto al otro y tratar con respeto a los demás es también una forma de respetarnos a nosotros mismos.
Cuando damos las gracias también generamos un vínculo. El otro se siente más comprometido.
El hecho de decir gracias hace que sintamos empatía por el otro. Pero es más, cuando damos las gracias nuestro cerebro se llena de endorfinas. Nos sentimos bien y este bienestar nos ayuda a tener pensamientos positivos. Lo que estamos haciendo es conectar circuitos neuronales que nos preparan para manejar mejor las situaciones difíciles. Se ha demostrado que expresar gratitud cambia la estructura molecular de nuestro cerebro y hace que la materia gris se mantenga en funcionamiento. Es decir, ayuda a mejorar nuestro bienestar y también nuestro rendimiento.
“Al expresar nuestra gratitud, nunca debemos olvidar que la mayor apreciación no es pronunciar las palabras, sino vivir de acuerdo con ellas”
John F. Kennedy
Alexandra Tapia
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Me hablaron hace unos meses del Niksen. Cuando escuché la palabra, pensé “será alguna técnica oriental milenaria”. Y me sonó a que estaría relacionada con el orden y el minimalismo aplicado al mundo profesional. Pero no es así. Se trata de una técnica holandesa, que consiste en el arte de no hacer nada. Y lo primero que me vino a la cabeza fue, “claro, la meditación de toda la vida”. Pero tampoco es mindfulness. Se trata de estar inactivo, lo cual no significa que dejes tu mente en silencio. Sigue al concepto danés Hygge, que llama a las personas a llegar a su casa, ponerse cómodos y dedicar un espacio a sí mismos.
Efectivamente, sé lo que estás pensando: esto es lo que nosotros llamaríamos “tumbarse a la bartola”. Pues sí, va por ahí. El Niksen consiste en que no hagas nada o si haces algo, que sea sin ningún objetivo. Se trata de sentarte y mirar por la ventana, dar un paseo por el simple hecho de caminar, etc. Se trata de dejar que las cosas pasen y liberarnos de las obligaciones por un rato.
¿Y por qué ahora está de moda?
Nos ha tocado vivir en una época en la que siempre estamos muy ocupados, hacemos varias cosas a la vez, tenemos jornadas eternas y cuando podríamos parar, tampoco lo hacemos realmente. Estamos hiperconectados, tanto que no llegamos a desconectar prácticamente en ningún momento. Cuando nos tumbamos en el sofá de casa, después de un largo día, ponemos la tele, miramos nuestras redes sociales, leemos la prensa digital, etc. Pero seguimos activos y no llegamos a parar realmente. Nunca paramos y esto hace que nos sintamos agotados. Estamos en un mundo de actividad incesante, donde no parece que esté bien visto dedicar tiempo a “hacer NADA”. Al principio, puedes pensar que esta técnica no encaja en este tiempo en el que vivimos.
Precisamente por eso, necesitamos un respiro. Tenemos que proteger a nuestro cerebro, después de un tiempo de práctica del Niksen, éste empieza a dar muestras de mayor productividad, incluso se ha demostrado que acabamos siendo más creativos, nos facilita la resolución de problemas, la serenidad, el entusiasmo. Y en este mundo en plena y constante transformación, necesitamos ser creativos para tener éxito y llegar a resultados más ambiciosos en el ámbito profesional.
“Tómate un descanso; un campo que ha descansado da una cosecha generosa”
Ovidio
Alexandra Tapia
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¿Te has fijado en que los niños cierran los ojos para no ver lo que les provoca miedo? Lo hacen con la esperanza de que habrá pasado cuando los vuelvan a abrir.
Muchas veces, los adultos también lo hacemos.
Seguro que todos recordamos historias de dirigentes políticos que no querían reconocer abiertamente que había una crisis económica, política, territorial, de gobierno, etc. Y también recordaremos que esos, que negaban las crisis o los errores con mayor empeño, son los que acabaron desapareciendo del mapa político.
Podemos pensar “Bueno, son políticos, ya se sabe. Nos tienen acostumbrados a las verdades a medias, al relato”.
¿Y en nuestro caso? ¿Cuántas veces nos hemos visto en una crisis, de índole personal o profesional, y nos hemos puesto de perfil, con la esperanza de no tener que hacerle frente? ¿Cuántas veces nos hemos visto y nos hemos sentido como una víctima de lo que nos estaba sucediendo y le dábamos vueltas sin salir de ello?
En estos casos, si no actuamos, si no asumimos el liderazgo de lo que nos sucede, la crisis se intensifica más.
Si hay una gran verdad es que las crisis y los problemas no se resuelven solos, los resuelven las personas.
Si entendemos que la mayor parte de las veces las crisis no son más que un punto de partida para una situación mejor que la anterior, entonces es cuando nos pondremos en marcha con la actitud adecuada.
Cuando surge un problema o estalla una crisis, normalmente nos vemos invadidos por la situación y nos cuesta pensar y actuar con claridad, por eso es recomendable disponer de un guión, tener una pauta de actuación, que nos facilitará el avance hacia la solución o soluciones. Te propongo 6 pasos en tu guión:
Si dejamos de ver las crisis y los problemas como algo negativo, entenderemos que son una palanca para la innovación. Son una fuente de aprendizaje incalculable.
“Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia”
Albert Einstein
Alexandra Tapia
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ME GUSTA EL NOMBRE “CONSTANZA”
Significa constancia, una virtud de las personas de éxito.
Ya lo dijo Picasso, “cuando llegue la inspiración, que me pille trabajando”.
Ayer, le decía a mi hija de 14 años, que me gusta el nombre “Constanza”. Ella me miró con cara de sorpresa y también de desagrado. Y me respondió que a ella no le gustaba nada. Le expliqué su significado y creo que todavía se reafirmó más en su opinión negativa sobre este nombre.
Lo cierto es que no me extraña. Pertenece a una generación, la de los Centennials o Generación Z, que son pragmáticos, muy realistas, comprometidos, pero también buscan resultados inmediatos. Están acostumbrados a tener acceso a todo, en un sólo click. Sus referentes de éxito son los “youtubers”, “influencers”, “gamers”. Los hemos protegido tanto, que su tolerancia a la frustración es relativamente baja. Si lo que están haciendo no les lleva a un resultado rápido, lo dejan o incluso se enojan.
Los Centennials representan ya el 7% de los empleados por cuenta ajena. Se están incorporando en las empresas y están viviendo en un mundo que cambia continuamente. Es cierto que el cambio siempre ha sido una constante, pero ahora los cambios que estamos viviendo son mucho más significativos. Estamos en un momento en que los ámbitos empresariales son entornos VUCA (la siglas en inglés de Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo). Y esta combinación de entornos VUCA y Centennials puede ser explosiva.
Soy una convencida de que la constancia es una de las claves que hacen que el talento alcance su máximo potencial. Si queremos tener éxito en este contexto, si queremos conseguir resultados, necesitamos talentos que marquen la diferencia.
La constancia en un entorno VUCA
La constancia es una habilidad que también hay que entrenar. ¿Cómo?
No hay atajos, la constancia es un camino de largo recorrido y la mayor parte de las veces, nos lleva a resultados consistentes.
Como leemos en los gimnasios,
“los cuerpos de verano se esculpen durante el invierno”.
Alexandra Tapia
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La capacidad de hablar es lo que nos hace únicos a los seres humanos.
Con las palabras mostramos lo que somos y la forma en la que vivimos las cosas que nos suceden.
En los últimos tiempos, llama mucho la atención que estamos en, lo que algunos llaman, la Era del Relato. Estamos en un momento de grandes discursos.
Y las palabras son un arma de doble filo: según el uso que hacemos de ellas, nos están potenciando o nos hacen pequeños. Las palabras nos movilizan y también pueden paralizarnos. Con las palabras magnificamos los acontecimientos, los reducimos a pequeñeces, los distorsionamos y también manipulamos los hechos, manipulamos a los demás e incluso a nosotros mismos.
Las palabras son la vía que utilizamos para expresar opiniones. ¿Te has parado a pensar que estamos, cada vez más inmersos en un mundo cargado de opiniones y que se está vaciando de conocimiento?
Es evidente que las palabras nos retratan, nos condicionan y nos afectan. Ayer escuchaba a un cantante, que contaba cómo le había paralizado toda esa gente que le había dicho que no valía y también cómo había encontrado la fuerza, que necesitaba para seguir adelante, cuando alguien empezó a decirle que era un genio de la música.
Es difícil cambiar las palabras de los demás, sin embargo, sí que podemos cambiar la forma en la que nos hablamos a nosotros mismos y las palabras que utilizamos, cuando nos comunicamos con los demás.
Podemos emplear cuatro pasos para empezar a cambiar:
Si tenemos la responsabilidad de liderar un equipo o si tenemos la difícil tarea de educar a nuestros hijos, en ambos casos es todavía más necesario seguir estos cuatro pasos para mejorar los entornos en los que vivimos, trabajamos y nos relacionamos.
“Una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre”
Sófocles
Alexandra Tapia
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En estos años, trabajando como coach y como mentora de profesionales de distintos sectores y diferentes rangos jerárquicos, me he encontrado una situación que se repite de manera habitual: saben qué es lo que quieren, saben qué es lo que tienen que hacer para conseguirlo, pero también saben que llegar hasta ahí conlleva hacer cosas diferentes, conlleva salir de hábitos y rutinas con las que llevan mucho tiempo.
Y aquí es donde se vuelven reacios de dar un paso adelante. Aquí es donde les falta reunir el coraje para tomar acción.
¿Te has encontrado en esta situación alguna vez? Yo sí. Yo también he sido una de esas personas, en muchas ocasiones.
Pero cuando te atreves, cuando tomas acción y haces las cosas de un modo diferente, cuando tienes la fuerza para apartar los miedos y avanzar, entonces te das cuenta de que el coraje es la palanca hacia la transformación de la realidad.
Muchos indicadores apuntan a que vamos a entrar en un período de dificultades económicas, de nuevo. Y además, estamos en un momento de grandes avances que van a cambiar nuestra forma de trabajar, nuestra forma de relacionarnos, de comprar y vender, hay profesiones que van a desaparecer y otras que ni imaginamos, pero que serán las más demandadas en los próximos años.
Esto significa que ya no podemos aferrarnos a hábitos y rutinas anteriores, significa que tenemos que ser capaces de soltar lastre y atrevernos a probar, a actuar, a decidir, a trabajar de un modo totalmente diferente. Estamos entrando en una era en la que las personas con coraje, una vez más, serán las que marquen la diferencia.
“No puedes nadar por nuevos horizontes hasta que tengas el coraje de perder de vista la orilla”
William Faulkner
Alexandra Tapia
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Artículo TRABAJAR NOS HACE MEJORES escrito por J. Miguel Sánchez, socio fundador de Talent Profits, que aparece en el número de NOVIEMBRE de la revista Catalunya Empresarial y que en breve estará disponible en los quioscos.
Artículo NUEVOS TIEMPOS, NUEVOS DESAFÍOS escrito por J. Miguel Sánchez, socio fundador de Talent Profits, que aparece en el número de Sept-Oct de la revista Catalunya Empresarial y que estará disponible en los quioscos a partir del jueves 10 de octubre.
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