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CÓMO ENTRENAR EL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO

CÓMO ENTRENAR EL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO

Cómo entrenar el pensamiento estrátégico

6 pautas para entrenar una competencia que es clave para los resultados

Para mí, que he desarrollado la mayor parte de mi carrera profesional en el área de Marketing, en compañías que operaban desde una perspectiva altamente estratégica, siempre han merecido una alta valoración las personas con pensamiento estratégico. Y he tratado de rodearme de estos perfiles.

No sólo en el terreno del Marketing es importante esta competencia; en todo el ámbito de negocio es vital desarrollar el pensamiento estratégico, como eje de nuestra forma de trabajar.

Las personas con esta competencia piensan de forma global, analizan múltiples elementos y efectos de un tema y los proyectan a medio y largo plazo.

Las personas con pensamiento estratégico son lo que llamaríamos personas sofisticadas. ¿Por qué? Porque las estrategias y las distintas perspectivas no suelen surgir de una mente que no esté formada, sino que vienen de una mente que está preparada y que ha recibido la influencia de distintas experiencias, intereses, vivencias, etc. Para trabajar con la perspectiva que requiere el pensamiento estratégico es necesario tener diversidad y amplitud de conocimientos, porque eso ayuda a poder realizar las distintas conexiones que requiere esta competencia.

Como casi todo en la vida, ésta es una habilidad que se puede entrenar.

A continuación, propongo algunas claves para practicarlo en el día a día:

  1. LEE DE DIVERSAS FUENTES, DE FORMA HABITUAL. Cuando leas el periódico, una revista, una publicación especializada, un libro… anota entre dos y cuatro cosas que te parezcan interesantes para ser adaptadas a tu organización o a tu área de responsabilidad.
  2. HAZ PREGUNTAS Y ESCUCHA CON ATENCIÓN. Una de las características de la gente con pensamiento estratégico es la curiosidad. Si tomamos el hábito de hacer preguntas que nos permitan explorar, aprender e indagar sobre los distintos temas, que nos van surgiendo en el día a día, y escuchamos con interés a los demás, vamos a obtener nueva y diferente información de las cosas, que nos va a permitir aumentar nuestra perspectiva y nuestra capacidad de conectar aspectos diferentes. Además, en esta escucha, trata de entender cuáles son los puntos clave de lo que tu interlocutor te está contando. Así te entrenarás en poner el foco en lo importante y deshacerte de lo que no es relevante.
  3. PREGÚNTATE CUÁL ES EL OBJETIVO. Trata de tener claro el para qué de las cosas que haces. ¿Para qué hago esto? ¿Adónde quiero llegar? De esta forma, es más fácil buscar distintas opciones. Si no tenemos claro el objetivo, la estrategia carece de sentido. Estamos en un mundo que va muy rápido y que nos arrastra en el día a día, demasiadas veces nos movemos sin tener muy claro cuál es el objetivo de las cosas que hacemos. Para desarrollar el pensamiento estratégico es necesario tener la capacidad de entender el para qué de las cosas.
  4. RODÉATE DE GENTE DIFERENTE A TI. Trata de hablar con personas que hacen cosas distintas a las que tú haces, que tienen experiencias, pensamientos y perspectivas diferentes de las tuyas. Esto te ayudará a darle una mayor amplitud al observador que eres de la realidad.
  5. SÉ FLEXIBLE. Las estrategias no perduran eternamente. Las estrategias se renuevan, sobre todo en un mundo que evoluciona tan rápido como el que nos ha tocado vivir. Una de las características que definen el pensamiento estratégico es la capacidad de buscar nuevas y diferentes opciones. Por eso, es tan importante entrenarnos diariamente para tener una mente abierta, lo que nos ayudará a estar preparados para ello, cuando lo necesitemos en nuestro área de responsabilidad en la empresa.
  6. ATRÉVETE. Prueba a hacer cosas diferentes a las que haces en tus rutinas habituales. Empieza por cosas sencillas, aunque sean pequeñas, pero que supongan un atrevimiento por tu parte. Si esto lo vas haciendo poco a poco, te irás preparando para los momentos en los que se requiera que tomes decisiones valientes, que te ayuden a la diferenciación. Eso también es parte del pensamiento estratégico.

Entrena cada día esta competencia, porque te ayuda a pensar en términos de resultados.

 

“La táctica consiste en saber qué hacer cuando hay algo que hacer. La estrategia, en saber qué hacer cuando no hay nada que hacer.”

Savielly Grigorievitch

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Alexandra Tapia

Socia de TALENT PROFITS

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LOS BEATLES, UN EQUIPO DE ALTO RENDIMIENTO

LOS BEATLES, UN EQUIPO DE ALTO RENDIMIENTO

Los Beatles, un equipo de alto rendimiento

6 aprendizajes para nuestros equipos

 

Hoy, 16 de enero, es el Día Internacional de Los Beatles. Casi 6o años después de su creación, siguen siendo considerados como uno de los mejores grupos de la historia de la música. Muchos dirán que el mejor. Cerca de 30 números 1 y millones de discos vendidos los han convertido en una leyenda. Ellos ya son eternos.

Cuando alguien es capaz de alcanzar la gloria y perdurar en el tiempo de la forma en que ellos lo hicieron, merece la pena explorar un poco más para entender qué podemos aprender para llevarlo a nuestro equipos.

Desde mi punto de vista, hay 6 elementos clave sobre los que podemos establecer un paralelismo:

  1. OBJETIVO COMÚN Y CLARO. Los Beatles tenían un objetivo que compartían los cuatro y que tenían muy claro todos ellos. Querían triunfar y pasarlo bien haciendo aquello que les apasionaba: la música. El primer paso y más importante para que un equipo avance hacia el alto rendimiento es tener un propósito claro, con el que todos sus miembros están realmente comprometidos y que está por encima de los intereses individuales. Cuando esto se consigue, el equipo empieza a avanzar hacia su mejor versión. Cuando los individuos destacan sobre el equipo, éste se acaba rompiendo.
  2. PASIÓN. Los Beatles eran unos grandes apasionados de la música y eso, unido a la sinergia de sus talentos, los llevó a la cima. Un equipo, para conseguir los mejores resultados, necesita estar apasionado por lo que hace, porque ahí es donde saca lo mejor de cada uno de sus miembros y lo multiplica.
  3. ROLES CLAROS Y DIVERSIDAD. Los cuatro Beatles eran diferentes entre sí. Cada uno entendía, asumía y jugaba su rol en el grupo, respetando al resto; al menos, mientras fueron un verdadero equipo. En un equipo de alto rendimiento es necesario que sus miembros tengan habilidades distintas, que se complementen y asuman roles distintos para el buen funcionamiento del equipo en la consecución de los objetivos.
  4. COMUNICACIÓN, CONFIANZA Y RESPETO MUTUO. Durante la época en que los Beatles fueron un verdadero equipo, incluso también después, siempre se comunicaron con absoluta transparencia entre ellos. Un equipo de alto rendimiento se basa en la confianza entre sus miembros y, para ello, es necesaria una comunicación honesta y respeto entre todos ellos. Esto se da cuando el objetivo del equipo prima por encima de las individualidades.
  5. ATREVIDO. Los Beatles se atrevieron a innovar en unos años muy competitivos en el mundo de la música. Un equipo de alto rendimiento, para sobresalir en resultados, tiene que ser un equipo que se atreva a probar, cambiar e innovar en sus decisiones y acciones.
  6. LA FIGURA DEL LÍDER. En el caso de los Beatles, su manager B. Epstein, fue alguien en quien los cuatro músicos confiaban y cuya guía sirvió para aunar y alinear a cuatro individuos tan diferentes, siendo capaz de llevar al éxito la suma de sus grandes talentos. Se dice que su muerte fue el principio del fin de los Beatles, fue cuando empezaron a aflorar sus grandes diferencias y éstas pesaron más que aquello que les había unido en el pasado. En un equipo de alto rendimiento, la figura del líder es un elemento clave para potenciar todo aquello que les une y mover al equipo hacia su mejor versión.

 

“Lo de los trajes nos convirtió en una sola persona. Éramos un monstruo de cuatro cabezas»

Paul McCartney

Los Beatles miembros de la Orden del Imperio Británico, en 1965. - AP / ARCHIVO

Los Beatles miembros de la Orden del Imperio Británico, en 1965. – AP / ARCHIVO

 

Alexandra Tapia

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FOTO DESTACADA: Portada del disco de The Beatles Abbey Road Apple Corp. 

¿TÚ TAMBIÉN CREES QUE, SI MIRAS BIEN, HAY ELFOS?

¿TÚ TAMBIÉN CREES QUE, SI MIRAS BIEN, HAY ELFOS?

¿Tú también crees que, si miras bien, hay elfos?

Llevamos varios días sintiendo que ya casi es Navidad, preparando nuestras casas, iluminando nuestro entorno, organizando los encuentros familiares y la ilusión de nuestros niños. Vivimos estos días con entusiasmo, generosidad, ilusión y cariño.

Es el momento perfecto para desear a nuestros amigos, familiares, compañeros, clientes, etc. lo mejor para estas fechas y para el esperado 2020.

Yo voy por la ciudad, veo la decoración de los escaparates, las calles y vuelvo a sentir esas cosas tan maravillosas que nos hacen humanos, ahora más que en ninguna otra época del año. Y sí, quiero creer que si miras bien, hay elfos.

Hay elfos en todas las personas que hacen que nuestras vidas sean mucho más fáciles que en cualquier otra parte del planeta. Hay elfos en nuestros seres queridos, que lo dan todo para que estas fechas vuelvan a ser inolvidables. También creo que hay elfos en esos compañeros de trabajo que nos regalan una sonrisa y son solidarios con nosotros, cuando las cosas se complican, que “haberlos haylos”. Creo que hay elfos también en cada uno de nosotros, cada vez que somos generosos, amables, agradecidos, cada vez que ayudamos a un compañero en nuestro trabajo y cada vez que tratamos a las personas que nos rodean con amabilidad. A veces, el día a día nos invade y no nos permite aflorar todas estas buenas cualidades. La parte positiva es que en estas fechas tenemos una mayor predisposición. ¡Pues, aprovechemos este entorno para sacar esas conductas!

Yo, como dice la niña del spot, creo que :

“Si miras bien hay elfos. Mira bien, sí hay elfos. Mírate, eres elfo”.   

Feliz Navidad y que 2020 sea un gran año para todos

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Alexandra Tapia

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UNA SENCILLA GUÍA PARA REFORZAR TU SOLIDARIDAD EN EL EQUIPO

UNA SENCILLA GUÍA PARA REFORZAR TU SOLIDARIDAD EN EL EQUIPO

Una sencilla guía para reforzar tu solidaridad en el equipo

 

A pocos días de la Navidad, estamos en ese mes en el que aflora nuestra solidaridad. Participamos en recogidas de alimentos, donaciones de juguetes, etc. Nos sentimos impregnados por los mensajes y sentimientos de generosidad y cercanía humana. 

Tenga o no un componente de consumismo, propio de la sociedad en la que vivimos, mi propuesta es que aprovechemos la ola, en la que nos subimos en estas fechas, para reforzar también la solidaridad con nuestros equipos de trabajo.

La solidaridad significa dar sin esperar nada a cambio. Se trata de un valor transversal en un equipo de trabajo. Ser solidario es algo que parte de uno mismo y también es una decisión que genera bienestar individual y ayuda al mejor funcionamiento de los equipos. Cuando somos solidarios son sentimos útiles. Supone entender a los demás y también significa compartir. La solidaridad implica respeto mutuo. Para que surja la solidaridad en los equipos, son necesarios la generosidad y el compromiso. 

Los equipos de alto rendimiento se caracterizan, entre otras cosas, por la solidaridad entre sus miembros.

4 pasos que facilitan el refuerzo de nuestras conductas solidarias:

  • Desarrolla una actitud de mente abierta. Esto significa estar dispuestos a aceptar las diferencias en nuestras formas de trabajar, relacionarnos, entender el negocio, etc. Así será más fácil que tengamos una mayor predisposición a apoyar a otros.
  • Comparte información con tus compañeros. Recuerda que con información se toman mejores decisiones. Si el equipo comparte información, elevamos las posibilidades de ser más certeros en nuestras decisiones de negocio. Y a su vez, compartir información genera confianza y compromiso.
  • Asegúrate de que tu comunicación con los otros sea clara. Observa, escucha y, desde la empatía, comprende qué es lo que necesitan los otros de ti para lograr los objetivos del equipo. Cuando no estéis de acuerdo, trabaja tu relación desde el respeto y la cooperación.
  • Celebra y alégrate de los éxitos de tus compañeros de equipo, de forma genuina.

Con estos 4 sencillos pasos, empezaremos a hacer de la solidaridad una verdadera forma de relacionarnos con nuestros compañeros durante todo el año, no sólo en estas fiestas.

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“Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos”.

Apuleyo

Alexandra Tapia

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LOS 7 PECADOS CAPITALES DEL ALTO RENDIMIENTO

LOS 7 PECADOS CAPITALES DEL ALTO RENDIMIENTO

Los 7 pecados capitales

del alto rendimiento


Ha llegado diciembre y en estos días de frío y pocas horas de sol, nos vemos inmersos en el jolgorio de las compras, las luces y los buenos deseos de la Navidad. En pocos días, estaremos ya en el mítico 2020 y empezaremos con nuestros nuevos propósitos y retos, tanto personales como profesionales. Todo sigue su curso, todos vamos a gran velocidad, cerrando el año, corriendo y corriendo.

Y no nos paramos a reflexionar, a mirar a nuestro alrededor para entender por qué durante este año ha habido ciertos límites que no hemos conseguido superar.

Hablamos mucho del alto rendimiento y la mayor parte de las dificultades para conseguirlo están en las excusas que todos nos ponemos para dar ese paso más allá, ese salto al vacío que supone atreverse, ese salto al filo de lo imposible, que es el que nos va a dar la diferencia, el que nos va a llevar al siguiente nivel con los nuevos objetivos y retos que nos estamos marcando o que nos marcaremos para 2020.

En los años que llevo trabajando con equipos, acompañándoles en su proceso de evolución hacia el alto rendimiento, habitualmente escucho siempre las mismas excusas para avanzar, son los que llamo los 7 pecados capitales del alto rendimiento.

  1. “No tengo tiempo”, o en su versión Millennial “No me da la vida”. Es cierto que todos tenemos agendas repletas de trabajo, no obstante, es una cuestión de prioridades. Solemos utilizar esta excusa como justificación para no actuar. Sí tenemos tiempo, lo que hay que hacer es reorganizarlo en función de los nuevos objetivos y redefinir nuestras prioridades. Así es como acabas sacando el tiempo. Para gestionar esta excusa, necesitamos coraje, diligencia y compromiso.
  2. “No va a funcionar”. Lo que hay detrás de esta excusa es arrogancia y soberbia, incluso hacia nosotros mismos. Esta actitud entorpece cualquier avance, limita las ganas de probar y atreverse. Para acertar hay que saber que el error será parte del proceso de cambio y transformación hacia el alto rendimiento y entenderlo como parte de nuestro camino y evolución.
  3. “Aquí siempre se ha hecho así”. Suelo desconfiar de las personas que utilizan esta excusa. Es otra forma de arrogancia, que esconde muchas inseguridades en los individuos que la utilizan, como bandera de su falta de actitud ante los cambios. Ya nos lo dijo Einstein: “locura es querer conseguir resultados diferentes haciendo las mismas cosas de siempre”.
  4. “No está dentro de mis funciones”.  Cuando alguien utiliza esta excusa, lo que muestra es su falta de compromiso y ausencia de flexibilidad. ¿De verdad no es tu responsabilidad? En el mundo actual, cambiante e incierto, el que piense que sus funciones son inmutables se equivoca. Una de las habilidades más apreciadas en los profesionales actuales es la versatilidad. 
  5. “Cada nuevo jefe que viene, trae sus cambios. Y la experiencia me dice que no sirven de nada”. Ésta es una actitud totalmente derrotista y con una velada carga de ira. Aquellos que utilizan esta excusa, normalmente, no se han parado a pensar en los cambios que sí que han realizado a lo largo de sus carreras profesionales y que son los que les han ayudado a seguir avanzando y a continuar en el mundo de la empresa. Pero no quieren aceptar que otros puedan traer buenas ideas. Está tipificado como uno de los principales enemigos del aprendizaje: no dar autoridad a otros para que nos enseñen. Para gestionar esta excusa, necesitamos apoyarnos en la paciencia y la humildad.
  6. “Me falta información”. Nos ha tocado vivir una época de exceso de información, tanto que creemos que necesitamos tener mucha información para poder avanzar. Somos consumidores de información, sufrimos gula de información, vivimos en una sociedad “infoxicada”. Y en este entorno, nos resulta muy fácil utilizar esta excusa para no avanzar. Pues, si te falta información, búscala. El hecho de empezar a buscarla, ya te está poniendo en marcha. Verás cómo deja de ser un impedimento.
  7. “No sé cómo hacerlo”, “No puedo”, “No lo he hecho nunca”. Son las palabras que dicen las personas cuando sienten falta de confianza en sí mismos. Y estas excusas son cada vez más frecuentes, porque queremos aprender sin error. Y eso no es posible, no lo ha sido antes y tampoco lo será ahora, por mucho que esta sociedad haya avanzado. Además, el error forma parte de la magia del aprendizaje.  Tenemos que aprender a equivocarnos, como parte del avance hacia el alto rendimiento. Y romper este arraigo que tenemos con el error como algo negativo, para empezar a asociarlo con emociones positivas.

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“Las excusas que tienes hoy se convertirán en tus lamentos de mañana”

Marcos Witt

Alexandra Tapia

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5 pasos para ejercitar la GRATITUD

5 pasos para ejercitar la GRATITUD


5 pasos para ejercitar la GRATITUD

Un valor para integrar en nuestro día a día, de verdad

Hace unos días, cuando impartía un curso de Liderazgo, hablábamos de la importancia de dar las gracias. Pero dar las gracias de verdad, sintiéndolo de corazón y mostrándole verdadera gratitud al otro. Y uno de los participantes nos contaba que ha trabajado durante más de diez años con el mismo jefe y no recordaba cuál era la última vez que éste le había dado las gracias. De hecho, pensaba que no había habido una primera vez, siquiera. Y el colmo es que, incluso, este jefe solía recordar a sus colaboradores que “es de bien nacidos el ser agradecidos”.

Hay mucha gente que lo tiene todo y no es feliz. Probablemente, porque no están agradecidos por lo que tienen.

En el entorno profesional, nos dejamos llevar por la competitividad. Y parece que estamos abocados a ello, sin remedio, para sobrevivir en este entorno, a veces hostil, que nos ha tocado vivir. Sin embargo, yo estoy convencida de que las personas de éxito son aquellas que desarrollan el hábito de la cooperación. Y cooperación y gratitud suelen ir de la mano.

Tenemos la tendencia a fijarnos en lo que nos falta, en lo que no ha salido bien y nos cuesta fijarnos en los aspectos positivos de nuestro día a día o de las personas que nos rodean. Cuando pronunciamos la palabra “gracias” nos impregnamos de respeto. Sí, porque con nuestra gratitud mostramos respeto al otro y tratar con respeto a los demás es también una forma de respetarnos a nosotros mismos. 

Cuando damos las gracias también generamos un vínculo. El otro se siente más comprometido. 

El hecho de decir gracias hace que sintamos empatía por el otro. Pero es más, cuando damos las gracias nuestro cerebro se llena de endorfinas. Nos sentimos bien y este bienestar nos ayuda a tener pensamientos positivos. Lo que estamos haciendo es conectar circuitos neuronales que nos preparan para manejar mejor las situaciones difíciles. Se ha demostrado que expresar gratitud cambia la estructura molecular de nuestro cerebro y hace que la materia gris se mantenga en funcionamiento. Es decir, ayuda a mejorar nuestro bienestar y también nuestro rendimiento.

Practica el arte de la gratitud

  • Crea tu diario de la gratitud. Haz una lista de las cosas por las que puedes sentirte agradecido. Sólo con este primer paso, ya vas a sentir que tu estado de ánimo mejora. Si además incorporas el hábito de empezar el día haciendo un repaso de aquello por lo que puedes estar agradecid@, verás cómo cambia tu estado y tu actitud para afrontar las situaciones difíciles.
  • Sé concret@. Muchas veces, damos las gracias como un acto reflejo. Cuando des las gracias a alguien, completa la frase: “gracias por esto”.
  • Da las gracias sin esperar nada a cambio. Es más sincero y al final, siempre acaba volviendo algo positivo después de un ¡Gracias!
  • Hazlo todos los días. Ponte el objetivo de agradecer, al menos, a una persona cada día.
  • Párate a tomar conciencia sobre cómo te sientes cuando das las gracias y qué se genera en torno a la palabra “gracias”. Te darás cuenta de que merece la pena repetirlo en más ocasiones, porque la gratitud genera bienestar.

 

“Al expresar nuestra gratitud, nunca debemos olvidar que la mayor apreciación no es pronunciar las palabras, sino vivir de acuerdo con ellas”

John F. Kennedy

 

Alexandra Tapia

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Si es cierto que estamos ante una nueva crisis, crea tu propio guión.

Si es cierto que estamos ante una nueva crisis, crea tu propio guión.

Si es cierto que estamos ante una nueva crisis, crea tu propio guión

¿Te has fijado en que los niños cierran los ojos para no ver lo que les provoca miedo? Lo hacen con la esperanza de que habrá pasado cuando los vuelvan a abrir.

Muchas veces, los adultos también lo hacemos.

Seguro que todos recordamos historias de dirigentes políticos que no querían reconocer abiertamente que había una crisis económica, política, territorial, de gobierno, etc. Y también recordaremos que esos, que negaban las crisis o los errores con mayor empeño, son los que acabaron desapareciendo del mapa político.

Podemos pensar “Bueno, son políticos, ya se sabe. Nos tienen acostumbrados a las verdades a medias, al relato”.

¿Y en nuestro caso? ¿Cuántas veces nos hemos visto en una crisis, de índole personal o profesional, y nos hemos puesto de perfil, con la esperanza de no tener que hacerle frente? ¿Cuántas veces nos hemos visto y nos hemos sentido como una víctima de lo que nos estaba sucediendo y le dábamos vueltas sin salir de ello?

En estos casos, si no actuamos, si no asumimos el liderazgo de lo que nos sucede, la crisis se intensifica más. 

Si hay una gran verdad es que las crisis y los problemas no se resuelven solos, los resuelven las personas.

Si entendemos que la mayor parte de las veces las crisis no son más que un punto de partida para una situación mejor que la anterior, entonces es cuando nos pondremos en marcha con la actitud adecuada.

Busca soluciones

Cuando surge un problema o estalla una crisis, normalmente nos vemos invadidos por la situación y nos cuesta pensar y actuar con claridad, por eso es recomendable disponer de un guión, tener una pauta de actuación, que nos facilitará el avance hacia la solución o soluciones. Te propongo 6 pasos en tu guión:

  • Afronta el problema. Cuando miras de frente los problemas es cuando encuentras la valentía, la fuerza y la energía para empezar a buscar soluciones. 
  • Define el problema. Analiza las circunstancias y sus causas para entender cuál es el problema verdadero que necesitas resolver.
  • Plantea nuevos objetivos y nuevos retos, sin miedo. Cuando empezamos un nuevo recorrido es el momento de ser ambiciosos y de atrevernos. 
  • Suelta lastre. En los momentos de cambio es la oportunidad para desprendernos de lo que no funciona.
  • Marca un plan de acción. Y asegúrate de su ejecución y seguimiento.
  • Finalmente, haz una reflexión y analiza los aprendizajes que la crisis ha generado. Te darás cuenta de cómo el problema te ha ayudado a la innovación y descubrirás aspectos de ti mism@ y de tu equipo de trabajo, que probablemente desconocías, porque la crisis os habrá hecho crecer.

Si dejamos de ver las crisis y los problemas como algo negativo, entenderemos que son una palanca para la innovación. Son una fuente de aprendizaje incalculable.

“Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia”

Albert Einstein

Alexandra Tapia

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Me gusta el nombre “Constanza”

Me gusta el nombre “Constanza”

ME GUSTA EL NOMBRE “CONSTANZA”

Significa constancia, una virtud de las personas de éxito.

Ya lo dijo Picasso, “cuando llegue la inspiración, que me pille trabajando”.

Ayer, le decía a mi hija de 14 años, que me gusta el nombre “Constanza”. Ella me miró con cara de sorpresa y también de desagrado. Y me respondió que a ella no le gustaba nada. Le expliqué su significado y creo que todavía se reafirmó más en su opinión negativa sobre este nombre.

Lo cierto es que no me extraña. Pertenece a una generación, la de los Centennials o Generación Z, que son pragmáticos, muy realistas, comprometidos, pero también buscan resultados inmediatos. Están acostumbrados a tener acceso a todo, en un sólo click. Sus referentes de éxito son los “youtubers”, “influencers”, “gamers”. Los hemos protegido tanto, que su tolerancia a la frustración es relativamente baja. Si lo que están haciendo no les lleva a un resultado rápido, lo dejan o incluso se enojan.

Los Centennials representan ya el 7% de los empleados por cuenta ajena. Se están incorporando en las empresas y están viviendo en un mundo que cambia continuamente. Es cierto que el cambio siempre ha sido una constante, pero ahora los cambios que estamos viviendo son mucho más significativos. Estamos en un momento en que los ámbitos empresariales son entornos VUCA (la siglas en inglés de Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo). Y esta combinación de entornos VUCA y Centennials puede ser explosiva.

Soy una convencida de que la constancia es una de las claves que hacen que el talento alcance su máximo potencial. Si queremos tener éxito en este contexto, si queremos conseguir resultados, necesitamos talentos que marquen la diferencia.


La constancia en un entorno VUCA

La constancia es una habilidad que también hay que entrenar. ¿Cómo?

  • Con objetivos claros. Es importante que los Centennials tengan objetivos y que los entiendan en toda su dimensión.
  • Compromiso. Para reforzar la constancia, el ser humano, independientemente de la generación a la que pertenezca, necesita sentirse comprometido con los objetivos. Los Centennials, bien sea por su juventud o por el mundo en el que les ha tocado vivir, están muy comprometidos con grandes causas, de manera natural. Hagamos que se comprometan con los objetivos del equipo o la empresa.
  • Excelencia. Buscar que el trabajo esté bien hecho, no nos conformemos con trabajos hechos a medias. Terminar lo que se empieza. Es cierto que la línea entre la autoexigencia y la excelencia es muy fina. Yo hablo de excelencia.
  • Estar preparados para los obstáculos. Es necesario trabajar con anticipación, ser proactivos y prever un plan B. Los Centennials tienen que estar preparados para las dificultades y entender que en el camino hacia el objetivo siempre se presentarán situaciones difíciles y habrá que gestionarlas.
  • Recompensa. Un trabajo bien hecho conlleva esfuerzo y la suma de esfuerzo y resultado debería ir acompañada de recompensa.

No hay atajos, la constancia es un camino de largo recorrido y la mayor parte de las veces, nos lleva a resultados consistentes.

Como leemos en los gimnasios,

“los cuerpos de verano se esculpen durante el invierno”.

 

Alexandra Tapia

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LAS PALABRAS. 4 Pasos para utilizar las palabras a nuestro favor

LAS PALABRAS. 4 Pasos para utilizar las palabras a nuestro favor

LAS PALABRAS

4 pasos para utilizar las palabras a nuestro favor

 

La capacidad de hablar es lo que nos hace únicos a los seres humanos.

Con las palabras mostramos lo que somos y la forma en la que vivimos las cosas que nos suceden.

En los últimos tiempos, llama mucho la atención que estamos en, lo que algunos llaman, la Era del Relato. Estamos en un momento de grandes discursos.

Y las palabras son un arma de doble filo: según el uso que hacemos de ellas, nos están potenciando o nos hacen pequeños. Las palabras nos movilizan y también pueden paralizarnos. Con las palabras magnificamos los acontecimientos, los reducimos a pequeñeces, los distorsionamos y también manipulamos los hechos, manipulamos a los demás e incluso a nosotros mismos.

Las palabras son la vía que utilizamos para expresar opiniones. ¿Te has parado a pensar que estamos, cada vez más inmersos en un mundo cargado de opiniones y que se está vaciando de conocimiento?

Es evidente que las palabras nos retratan, nos condicionan y nos afectan. Ayer escuchaba a un cantante, que contaba cómo le había paralizado toda esa gente que le había dicho que no valía y también cómo había encontrado la fuerza, que necesitaba para seguir adelante, cuando alguien empezó a decirle que era un genio de la música.

Elige tus palabras

Es difícil cambiar las palabras de los demás, sin embargo, sí que podemos cambiar la forma en la que nos hablamos a nosotros mismos y las palabras que utilizamos, cuando nos comunicamos con los demás.

Podemos emplear cuatro pasos para empezar a cambiar:

  • El primero es escuchar lo que nos decimos a nosotros mismos. La mayor parte de nuestros pensamientos se centran en lo que nos falta, en lo que no es cómo nos gustaría o en lo que no nos ha salido bien. Y nos convertimos en nuestro peor enemigo. Nunca se nos ocurriría decirle a un amigo las cosas que llegamos a decirnos a nosotros mismos.
  • El segundo paso es utilizar palabras positivas hacia uno mismo, porque esto nos prepara para no dejar que las opiniones de los otros nos afecten. Y por otro lado, nos entrena para ser más cuidadosos con nuestras palabras hacia los demás. Todo empieza en uno mismo.
  • El tercero es tomar conciencia del impacto que tienen nuestras palabras en los otros. Preguntar al otro ayuda bastante a entender qué tipo de lenguaje estamos utilizando y cómo le está afectando. Estar presente en la conversación, también.
  • Y una vez que hemos tomado conciencia de cómo hablamos a los demás, el cuarto paso es dedicar un instante a elegir mejor las palabras que utilizamos con los otros, para que generen impacto positivo en ellos.

Si tenemos la responsabilidad de liderar un equipo o si tenemos la difícil tarea de educar a nuestros hijos, en ambos casos es todavía más necesario seguir estos cuatro pasos para mejorar los entornos en los que vivimos, trabajamos y nos relacionamos.

 

“Una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre”

Sófocles

Alexandra Tapia

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Lecciones que he aprendido sobre el coraje.

Lecciones que he aprendido sobre el coraje.

LECCIONES QUE HE APRENDIDO

SOBRE EL CORAJE

Una palanca hacia la transformación de la realidad.

 

En estos años, trabajando como coach y como mentora de profesionales de distintos sectores y diferentes rangos jerárquicos, me he encontrado una situación que se repite de manera habitual: saben qué es lo que quieren, saben qué es lo que tienen que hacer para conseguirlo, pero también saben que llegar hasta ahí conlleva hacer cosas diferentes, conlleva salir de hábitos y rutinas con las que llevan mucho tiempo. 

Y aquí es donde se vuelven reacios de dar un paso adelante. Aquí es donde les falta reunir el coraje para tomar acción.

¿Te has encontrado en esta situación alguna vez? Yo sí. Yo también he sido una de esas personas, en muchas ocasiones. 

Pero cuando te atreves, cuando tomas acción y haces las cosas de un modo diferente, cuando tienes la fuerza para apartar los miedos y avanzar, entonces te das cuenta de que el coraje es la palanca hacia la transformación de la realidad.

Podemos tener una idea, pero lo importante es el coraje para actuar.

Muchos indicadores apuntan a que vamos a entrar en un período de dificultades económicas, de nuevo. Y además, estamos en un momento de grandes avances que van a cambiar nuestra forma de trabajar, nuestra forma de relacionarnos, de comprar y vender, hay profesiones que van a desaparecer y otras que ni imaginamos, pero que serán las más demandadas en los próximos años.

Esto significa que ya no podemos aferrarnos a hábitos y rutinas anteriores, significa que tenemos que ser capaces de soltar lastre y atrevernos a probar, a actuar, a decidir, a trabajar de un modo totalmente diferente. Estamos entrando en una era en la que las personas con coraje, una vez más, serán las que marquen la diferencia. 

Ejercita el coraje.

  • Entrénalo todos los días. Pensamos en coraje y nos vienen a la mente historias de valientes, de personas que realizaron grandes hazañas con medios escasos o con grandes dificultades. Y lo descartamos, como si no fuera con nosotros. Lleva el coraje a las cosas del día a día. En tus decisiones profesionales, avanza siempre un paso más de lo esperado. Serán tus pequeños actos de valentía.
  • Confía en ti mism@. Prueba, con cosas pequeñas, a hacer cambios y a buscar soluciones o enfoques diferentes. Verás resultados inmediatos y esto te ayudará a reforzar tu autoconfianza.
  • Cambia tu fisiología y tu diálogo interno. ¿Te has fijado en cómo va la gente por la calle? La mayoría van mirando al suelo, con cara de preocupación, encorvados. No seas uno más. Eleva los hombros, sube la mirada, adelanta el corazón, piensa en lo que quieres conseguir, no en lo que quieres evitar. Todo ello te llevará a atreverte, a probar, a arriesgar. En definitiva, te conducirá a diferenciarte del resto. Esa es la forma de elevar las posibilidades de éxito en tus decisiones.
  • Persiste e insiste. Estamos en una sociedad que busca siempre acertar a la primera. ¿Cuándo acertamos a la primera? Cuando seguimos haciendo las mismas cosas de siempre y de la misma forma de siempre. Hoy estamos hablando de transformar. Y para ello, hay que probar y equivocarse. No tomes los errores, en el proceso de transformación, como fracasos. Son mágicos aprendizajes. Si los ves como un fracaso, querrás abandonar los cambios. Míralos como parte del aprendizaje y te darás cuenta de que sí que quieres continuar.

“No puedes nadar por nuevos horizontes hasta que tengas el coraje de perder de vista la orilla”

William Faulkner

Alexandra Tapia

Socia de TALENT PROFITS

LinkedIn: in/alexandratapia

Twitter: @alexandratapiac

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